Soy Imanol Pradales Gil y nací en Mamariga, un barrio de Santurtzi, hace 48 años. La mía es una familia humilde; una familia normal. Ni aita ni ama hablan euskera, pero se empeñaron en que sus cuatro hijos lo aprendiéramos. Es uno de los grandes regalos que nos han hecho.
Ama estudió y trabajó como peluquera durante años. Aita había estudiado Maestría Industrial y montó con dos amigos un pequeño taller. Nuestras vidas, como la de tantas familias de la Margen Izquierda y de Euskadi en aquella época, han estado marcadas por la crisis industrial. Recuerdo aquellos años como una época gris. Aita perdió su negocio y llegaron tiempos difíciles. El día a día de muchos hogares como el mío eran el desempleo y la incertidumbre. Tuve una infancia feliz, pero hay recuerdos que nunca olvidaré. Ojalá nadie pase por eso nunca.
Pero salimos adelante. Con trabajo, esfuerzo, sacrificio e ilusión. Teníamos poco, pero teníamos lo fundamental y esa unión que ama trabajó con todos nosotros es uno de los mayores legados que he recibido. Ama y aita me transmitieron valores como la valentía, la responsabilidad o la integridad. Y, por supuesto, el amor y el compromiso por nuestro País. Todo eso desembocó de manera natural en una responsabilidad política.
Pero antes de llegar a esa etapa quiero destacar mis años en la Ikastola Asti-Leku porque influyeron de manera significativa en mí. Allí conocí a muchos de los que hoy son mis amigas y amigos. En la ikastola tuve mis primeras experiencias y también los primeros disgustos. Y, como probablemente ya sabéis, allí también me encontré con el que años más tarde se convertiría en un referente político: el Lehendakari Iñigo Urkullu. Su ejemplo me animó a dar el salto al servicio público. En ese salto también fueron claves, fundamentales, el Lehendakari Agirre, mi gran inspirador, Xabier Arzalluz, para mí el mejor orador y, por supuesto, José Luis Bilbao, un animal político y una grandísima persona, además de un amigo.
Tras terminar mi etapa de COU me matriculé en la Universidad de Deusto para cursar la carrera de Ciencias Políticas y Sociología. Lo pude hacer gracias a las becas y a la generosidad de aitite, que me dio parte de la indemnización que le correspondía por ser superviviente del bando perdedor de la Guerra Civil. Soy consciente de que tuve una oportunidad única y traté de aprovecharla al máximo. Es lo mínimo que podía hacer.
Finalizada la carrera, la Universidad me ofreció un contrato de 20 horas. Eso sí, a cambio de dos condiciones muy concretas: terminar mi tesis doctoral y, una vez impartidas mis clases matinales, dar a conocer por las tardes las dos carreras nuevas que la Universidad había puesto en marcha por todo el tejido industrial guipuzcoano. Fue una oportunidad única para conocer una manera diferente de hacer las cosas. Especialización, innovación, cultura del trabajo y del esfuerzo, y ambición por ser las y los mejores. Esas eran y siguen siendo las recetas de éxito de la industria de Gipuzkoa.
Tras esta experiencia laboral, en 2007, pedí la excedencia en la Universidad para poner en marcha ‘Bizkaia Talent’, una de las primeras iniciativas puestas en marca para abordar el que hoy es, sin duda, uno de los mayores retos que enfrentamos como sociedad: el talento. Compaginé esa labor con ayudar en dos grandes procesos estratégicos que EAJ-PNV ha afrontado en los 15 últimos años: ‘Think Gaur’ y ‘Entzunez Eraiki’. Procesos muy enriquecedores que me sirvieron para adquirir experiencia y conocer las inquietudes de la ciudadanía con otro prisma diferente.
Tras cuatro años en ‘Bizkaia Talent’, José Luis Bilbao me llamó para ser diputado de Promoción Económica en la Diputación Foral de Bizkaia; fue en 2015. Uno de los mayores honores que como persona haya podido tener. Continué al frente de la institución con Unai Rementeria y Elixabete Etxanobe, como responsable también de Infraestructuras y Desarrollo Territorial.
Hoy afronto un nuevo reto y lo hago con enorme ilusión. Partiendo siempre desde el inconformismo que me caracteriza; un inconformismo que comparto con la sociedad vasca, porque siempre aspiramos a tener lo mejor para nuestro país. Mi compromiso con Euskadi será siempre inquebrantable.
Dejo para el final lo más importante. Mi mayor sustento, mi refugio: mi familia. Laura y Uxue son, sin duda, lo mejor que me ha ocurrido nunca. Ellas hacen que esta vida sea un camino mucho más bonito y mi pequeño mundo, un lugar mejor.
Mi compromiso con Euskadi y la sociedad vasca será siempre inquebrantable.