Me llamo Bea Berlanga Gutiérrez, nacida en Ortuella hace ahora 27 años. Me gradué en Derecho Económico y he trabajado como analista fiscal en Deloitte y como responsable de administración en el Instituto para la Provisión de Medidas de Apoyo, Gaikuntza, de la Diputación Foral de Bizkaia. Mi familia me inculcó el sentimiento abertzale y ellos han sido los grandes artífices de que, con 16 años, diera el paso de afiliarme a EAJ-PNV y empezar a ser yo también parte de esto.
Siempre he pensado que el servicio público es la forma de construir una sociedad más justa e igualitaria, que es imprescindible para cambiar las cosas, y por ello he aceptado el compromiso de integrar las listas del partido para las elecciones al Parlamento Vasco.
Concienciada y capacitada para llevar a cabo un trabajo en grupo y para trabajar por el bien general anteponiendo el bien común a intereses propios, considero que donde mi contribución sería más provechosa es en los ámbitos tantos sociales como fiscales. El ámbito social, porque vivimos en un país donde se ha trabajado mucho por no dejar a nadie atrás y creo que hay que seguir por esa vía para construir una nación solidaria y justa; y el ámbito fiscal, porque es donde me he especializado y donde más podría aportar, más aún en un País donde el concierto fiscal es la base de su construcción. También podría participar en políticas de juventud.
Actualmente, tanto o más que siempre, es necesario analizar el futuro que se nos presenta y, en este sentido, el mayor reto que tiene Euskadi ante sí es el reto demográfico, en especial, la natalidad, la juventud y el envejecimiento de la sociedad y creo que es ahí donde debemos incidir para crear una Euskadi más sostenible.
Mi familia ha sido siempre mi referente. No sólo por haber nacido en una familia abertzale, donde el sentimiento nacionalista siempre estaba presente, sobre todo por parte de aitite y amama, sino porque su ejemplo ha sido la mejor de las educaciones y yo crecí viéndolos luchar porque Euskadi, y en especial Meatzaldea-Ezkerraldea, fueran más abertzales. De hecho, una de mis mayores alegrías me la llevé en mayo de 2003, cuando Ortuella logró tener el primer alcalde nacionalista. Yo tenía 6 años y recuerdo las sonrisas en el Batzoki cuando, por fin, vislumbrábamos una Meatzaldea cada vez más abertzale. Particularmente, también despierta mis sonrisas el recuerdo a mi aitite y a mi amama, una amama que, por otra parte, siempre ha luchado a su manera por una igualdad real que no deje a nadie atrás y poniendo su granito de arena por construir una familia feminista y nacionalista.
Más allá de las actividades motivadas por mi compromiso político, lo que más me gusta hacer es rodearme de familia y amistades; y, cómo no, disfrutar de Meatzaldea; en cualquier esquina, dando un pequeño paseo o viendo las grietas en los montes, te das cuenta de nuestro pasado y de cómo cambio la sociedad gracias a las minas.
Debemos seguir trabajando para no dejar a nadie atrás, y construir una nación solidaria y justa.